La Red Española de Aprendizaje-Servicio realiza una importante aportación a la innovación educativa al ofrecer este inventario de 100 buenas prácticas de aprendizaje-servicio,
y coincido con sus autores en la importancia de las tres razones por las que se animan a divulgarlas: 1) visibilizar su valor educativo; 2) reconocer la tarea de los centros educativos y entidades sociales que las impulsan; 3) ofrecer inspiración para nuevos proyectos.
El aprendizaje-servicio no es una metodología educativa nueva; casi desde los orígenes de la educación formal ha habido centros y docentes que comprendieron que la educación
de calidad no puede aislarse de la vida y del entorno, ya que estos son, en sí mismos,
la fuente de los aprendizajes indispensables, justifican la necesidad de enseñar y aprender, y, por ello, suponen una experiencia motivadora y de compromiso social insustituible.
No obstante, el ApS como movimiento y metodología sistematizada surge en Estados Unidos en los años 60 y se empieza a divulgar en España a principios de este siglo –en torno a 2004–, a partir del trabajo de grupos pioneros en Cataluña y el País Vasco, extendiéndose después a centros escolares y universidades de otras comunidades. Como consecuencia de ello, a lo largo de la última década, se han ido configurando en nuestro país redes de ApS estrechamente relacionadas: la Red que presenta este inventario y dos más específicas, de universidades (ApS-U) y de ayuntamientos.
El aprendizaje-servicio es una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado, en el cual los participantes se forman al implicarse en necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo.
La publicación 100 Buenas prácticas de aprendizaje-servicio -ApS- recoge experiencias desarrolladas por 300 centros educativos y 430 entidades sociales (asociaciones cívicas, culturales, juveniles, fundaciones, ONG’s, ayuntamientos e instituciones públicas), vinculadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Estas experiencias, organizadas en 4 franjas de edad (de 3 a 6 años, de 6 a 12 años, de 12 a 16 años, y mayores de 18 años), pretenden guiar y animar a emprender un proyecto de ApS en otros muchos centros de Educación Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato, Formación Profesional y Universidad, o a mejorar su práctica a aquellos que ya tienen experiencia. Además, el aprendizaje-servicio es una buena herramienta para orientar la educación y la formación hacia los compromisos asumidos por la comunidad internacional en la Agenda 2030, vinculando el contenido de los proyectos de ApS a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En definitiva, el aprendizaje-servicio es útil en tanto que mejora el éxito educativo y la cohesión social.
La elaboración de este inventario es un ejemplo de colaboración entre la Red Española de Aprendizaje-Servicio y la Unidad de Emprendimiento Social, Ética y Valores en la Ingeniería (UESEVI), que forma parte de los servicios generales de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSIME-UPM).
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